martes, 6 de julio de 2010

Una sonrisa, un desconocido....

Estaba muy molesta porque él me había dejado plantada para almorzar. Era un acuerdo: " Siempre nos juntaríamos al medio día a almorzar", sería un esfuerzo que como pareja y como familia jurábamos respetar. pero él llamó a último momento para decir que se le había complicado, que estaba "encaramado " en una torre, en casa de yo no sé donde. Ni siquiera pidió disculpas, y tal cual es , que entiende que como está trabajando, debo entenderlo, me colgó. No sé como la comida no me envenenó con la saliva amarga que tenía del pique , pero así fue. Le dije entonces a la señora del servicio que preparase la comida , porque "no la iba a botar, y errrrrrr diache se la iba a calentar, después de dejarme plantada y con hambre.Mejor se la llevaba al "guachi" de mi trabajo , que seguro a esa hora se moría de hambre esperando al que lo iba a relevar de su turno. Estaba parada frente al semáforo cuando me destelló a pleno sol del medio día , el resplandor de unos dientes cuasi perfectos. No podía tener más de diez años. Tez quemada por el sol, como la tienen los niños de mi tierra. Bien delgado e increíblemente sonriente. De qué se reirá él ? , pensé, de qué se reía el mundo? siempre que estamos molestos nos preguntamos esas cosas. Se me acercó con una esponja para limpiar cristales, y con una sonrisa de reyes , y fue cuando atiné a escuchar por el cristal :"Doña, le limpio?", le hice señas de que no, y fue luego de que el diese algunos pasos, que me percaté del almuerzo que era para el "guachi", fue entonces que lo llamé. Le pregunté si había almorzado y me dijo que no. Le pasé la comida e inmediatamente la acepto con un "gracias" y una sonrisa aún más grande. Cuando se alejaba hizo algo que fue la primera acción que me dió una bofetada esa tarde : Se presignó y miró al cielo. Cuando el semáforo dió en verde , y el vehículo avanzó lo llegue a ver sentado en un pilotillo comiendo lo que le había pasado. Para finalizar y como si Dios quisiera darme una última estocada se encontraron rápidamente nuestras miradas, él me reconoció, volvió a sonreir con la boca llena y me vociferó, diciendome adiós con la cuchara plástica: "Gracias Doña"!.....Entonces entendí por qué no nos habíamos encontrado mi esposo y yo ese día para almorzar: Ese almuerzo no era para él, era para aquel niño de la calle. como una vez leí, no existen las coincidencias, existen las Diosidencias.........El pique?, qué te digo?....Una sonrisa de hollywood de un hermoso hombre dominicano , me la quitó.....Ese Señor de allá arriba siempre está alerta para enseñarnos, tenemos que estar atentos a ese semáforo en rojo, que puede convertir nuestro día en una hermosa lección para vivir...



Muah!



Milo

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